Hormonas y entrenamiento: cómo influyen en tu rendimiento femenino

Cuando piensas en tu rendimiento al entrenar, seguramente lo asocias con tu esfuerzo, tu constancia o la calidad de tu alimentación. Pero hay un factor silencioso, profundamente influyente y muchas veces ignorado: tus hormonas. Ellas no solo regulan tu ciclo menstrual, también impactan en tu energía, tu fuerza, tu resistencia e incluso en tu motivación. Entenderlas no significa limitarte, sino darte herramientas para entrenar desde la escucha y no desde la exigencia.
¿Por qué las hormonas importan al entrenar?
Las hormonas son mensajeras químicas que influyen en procesos vitales: desde cómo metabolizas la energía hasta cómo respondes al esfuerzo físico. Para nosotras, las fluctuaciones a lo largo del ciclo menstrual hacen que algunos días te sientas imparable y otros, más cansada o irritable. Reconocerlo no es debilidad, es conexión real con tu cuerpo.
El ciclo menstrual y el entrenamiento
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Fase folicular (del día 1 al 14 aprox.)
Comienza con la menstruación. En los primeros días es común sentir menos energía, pero conforme avanzas, los niveles de estrógeno aumentan. Esto suele traducirse en mayor motivación, mejor estado de ánimo y más capacidad para entrenamientos de fuerza y resistencia. -
Ovulación (alrededor del día 14)
Es el pico del estrógeno y la testosterona. Aquí puedes sentirte con más potencia física y confianza. Es un momento ideal para trabajar cargas más altas, entrenamientos intensos o probar un nuevo reto deportivo. -
Fase lútea (del día 15 al 28 aprox.)
La progesterona se eleva. Esto puede generar sensación de hinchazón, menor tolerancia al calor y mayor fatiga. No significa que debas dejar de entrenar, pero sí que ajustes la intensidad: yoga, pilates, caminatas o entrenamientos moderados pueden ayudarte a mantener el movimiento con compasión.
Más allá del ciclo: otras hormonas que intervienen
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Cortisol: la hormona del estrés. Niveles altos pueden afectar tu recuperación. Dormir bien y respetar descansos es esencial.
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Insulina: regula cómo usas la energía. Una alimentación equilibrada ayuda a que tu cuerpo responda mejor al esfuerzo.
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Endorfinas: las hormonas de la felicidad. Se liberan al entrenar y generan esa sensación de calma y plenitud que tanto buscamos.
Cómo adaptar tu entrenamiento sin exigirte
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Escucha tus señales: si un día no tienes energía, no es flojera, es tu cuerpo pidiendo otra cosa.
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Registra tu ciclo: llevar un calendario te ayudará a anticipar cómo podrías sentirte y planear tus rutinas con más consciencia.
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Varía tus entrenamientos: alterna fuerza, cardio y actividades de bajo impacto según tu energía.
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Cuida el descanso: entrenar también significa saber cuándo pausar para volver con más fuerza.
La fuerza de entrenar en sincronía con tu cuerpo
Conocer cómo influyen tus hormonas en el entrenamiento no busca limitarte, sino liberarte de la idea de que debes rendir igual todos los días. Tu cuerpo es dinámico, y esa variación es parte de tu poder. Cuando entrenas respetando tus ciclos, no solo mejoras tu rendimiento, también fortaleces el vínculo más importante: el que tienes contigo misma.
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